30 oct 2011



ES HORA DE CUESTIONARTE HACERCA DEL TEMA RESPETO A LA DIFERENCIA




Como ya se ha recalcado en las explicaciones anteriormente dadas en este blog, todas las personas somos individuos diferentes en sexo, en capacidades, en ritmos vitales y de aprendizaje, en gustos y aficiones, en orígenes... ésta es la realidad diversa en la que vivimos y en la que viven y vivirán nuestros hijos.

Si somos capaces de ver esta diversidad en positivo, afrontaremos más fácilmente las dificultades de encaje, que es normal que se den y será una fuente de enriquecimiento para todos.

Me gustaría que nos hiciéramos estas preguntas y que determináramos nuestro grado de respetas las diferencias del otro.

1. ¿Cómo afrontamos la diversidad de las personas? ¿Tendemos a negarla o la integramos y la aceptamos como el hecho natural que es?


Aprender a convivir es aprender a estar entre personas diferentes. Las experiencias de convivencia con personas con discapacidades son oportunidades de conocer y descubrir el verdadero valor de las ellas por encima de la discapacidad, y desarrollar actitudes positivas de relación interpersonal (con cualquier persona), como el servicio, el respeto, la solidaridad. Nos asusta lo que desconocemos. La amistad, el afecto y la solidaridad sólo pueden crecer con el conocimiento mutuo y la convivencia.

2. ¿Cómo reaccionamos cuando sabemos que en clase hay un niño o niña con alguna discapacidad?¿Nos alegra? ¿Nos incomoda? ¿Nos preocupa? ¿Nos es indiferente?...

Las personas tenemos que aprenderlo todo. También debemos aprender a relacionarnos con los demás y éste es un aprendizaje complicado, pero necesario, porque de él depende nuestra felicidad y la tan deseada “paz”. Las relaciones humanas no son sencillas ni fáciles, porque están cargadas de sentimientos ambivalentes y contradictorios; eso no lo podemos negar. Por eso, es importante aprender a vivir las dificultades positivamente: en realidad son oportunidades, individuales y colectivas, de aprender y luego así mejorar. Y esto se observa también en el caso de la integración.

3. ¿Sabemos cómo relacionarnos con personas que tienen alguna discapacidad? ¿Sabemos establecer con ellas relaciones de tú a tú, sin paternalismos? ¿Nos interesa conocerlas y relacionarnos con ellas?

Las personas nos necesitamos todos, los unos a los otros. Por eso somos seres “sociales”. Pero sabemos que pedir ayuda cuando se necesita es una de las cosas que más nos cuesta aprender; como también, ayudar sin sobreproteger, sin herir la autoestima del otro. Toda persona necesita aprender a ayudar y ser ayudado, y sólo lo podemos hacer con experiencias vitales, dentro de la familia, en la escuela... La vivencia de la diversidad nos permite darnos cuenta de que ayudar y ser ayudado es una característica innata de los seres humanos, y que no tiene que ver con la debilidad, sino con el hecho de que somos dependientes los unos de los otros.

4. ¿Tendemos a ser paternalistas o sobreprotectores con las personas discapacitadas? ¿Hemos aprendido a pedir ayuda?

La actitud de los adultos, especialmente de los padres y maestros, tiene una gran incidencia en la manera como los niños y niñas se plantean y viven las relaciones entre los compañeros de clase, tengan o no discapacidades. Por eso es tan importante que nos cuestionemos cómo nosotros mismos nos situamos ante los niños que tiene algún tipo de dificultad física o de comportamiento, alguna característica personal (de procedencia, de lengua...) que les hace destacar, o cuando les faltan recursos familiares o sociales.

5. ¿Tenemos tendencia a decir “cuidado con este compañero” o pensamos en cómo podemos ayudar a esos niños a salir adelante? ¿Tenemos actitudes que pueden interpretarse como “tú, preocúpate por ti”, o animamos a nuestros hijos o alumnos a establecer relaciones solidarias con sus compañeros?

Enseñar el camino de la solidaridad es facilitar que los hijos y alumnos puedan ser y sentirse felices y construir un mundo mejor en el que todos tengamos cabida. A la larga todos sufrimos preocupándonos sólo por nosotros mismos.
No podemos desentendernos de los que nos rodean. Cuanto más ayudemos a los pequeños a ejercitarse en el respeto, la solidaridad y el altruismo, mayores garantías tendremos de contribuir a hacer un futuro mejor para todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario